viernes, 12 de mayo de 2017

CRÓNICA TORO A TORO: NO HAY QUINTA MALA


Madrid - Jueves 11 de mayo - 1ª de San Isidro


Todo buen taurófilo sabe, que digan lo que
digan los partes meteorológicos, o los calendarios litúrgicos, el solsticio de primavera empieza cuando llega San Isidro; y parece que ha tardado, pero que al final ha llegado. En la tarde de hoy, da comienzo el mundial del toreo, inicia el renacimiento del toro, y retorna la exigencia en la plaza.
Ante una grandísima expectación mediática  en los medios de comunicación y redes sociales, dio entrada la esperada feria de San Isidro, aunque si hay que reseñar que en el tendido no hubo la entrada esperada que merece una tarde como esta. España entera estaba pendiente de lo que pudiera suceder esta tarde en la madrileña plaza monumental del barrio de  Las Ventas del Espíritu Santo.


Sonaron clarines y timbales, ya está, ya es oficial estamos en mayo, estamos en feria.

Primer cartel de la feria, toros del hierro santacolomeño de La Quinta, para los diestros Alberto Aguilar, David Galván y Javier Jiménez.

De entrante para abrir apetito, salió un noble pero encastado toro. De nombre “Orejita”, un cárdeno oscuro que sale sembrando el pánico, levantando los chinotes que bordean la arena limítrofe a tablas. El toro se encuentra con un capote lúcido que conoce la dificultad del encaste, que intenta rasgar verónicas de dentro a fuera y que remata lidiando con la salida brusca y venidera del astado de La Quinta. Cumple en su acudida a las varas picudas, siendo colocado una y otra vez, revolviéndose e imponiendo su criterio por encima del de los bregadores de la lidia. Agarra la muleta el diestro madrileño Alberto Aguilar y desconcierta al toro, siendo este noble por ambos pitones, -algo mejor por el izquierdo-; el matador germinado en la Escuela Marcial Lalanda, del ahora difunto  “Batán”, fruto del nerviosismo que conlleva inaugurar la mejor feria del mundo, no es capaz de ligar tres pases a pesar de la humillación del toro, cortando lo que parecía ser un gustoso vergel por abajo, en un sinsentido de remates para cortar el ligue de cada pase. Buena estocada; silencio tras aviso y descabello.
El segundo, de nombre “Presidiario” hace notar su presencia en el albero venteño, una presentación pintoresca luce en la cara, trapío y lomos. Recibe capoteando David Galván, incapaz de templar las fuertes embestidas que le propicia el toro. Cumple el toro acudiendo con empuje y derrote al caballo. El bello burel pone las cosas difíciles a los paliadores encargados de colocar los determinados rehiletes y de bregar la correcta continuación de la lidia. Este cárdeno claro, muy en la línea de Buendía traía algo aprendido de atrás sobre la colocación que debía emplear para batirse en la pelea con el matador; pero David Galván, lejos de sobreponerse y tirar de raza para controlar el mando dominador de la situación, se queda atrás levantando la mano al toro en los inicios, y provocando con ello la imposibilidad de poder tirarle una única serie.  El matador isleño, es volteado sufriendo un pequeño puntazo en el muslo derecho; y aparentemente queda “drogui”, lo que produce su inmediato traslado a la enfermería. El torero, lejos de ser eso, TORERO, se queda en la enfermería aludiendo un traumatismo en el brazo que según él, le impidió continuar la lidia. El de San Fernando, lejos de parecerse a su mentor el maestro Ruiz Miguel, deja en evidencia su autentico miedo y su escasa preparación, para afrontar compromisos de éste tipo. Alberto Aguilar, es el encargado de dar muerte al imponente toro. Media estocada y silencio.

Aparece asomando  por corrales sus imponentes pelos cárdenos, un toro cuyo nombre parece sacado de la serie Juncal; “Matajaca”. El burel se muestra complicado de salida, pero Javier Jiménez lejos de achantarse, se viene arriba, lanzando incluso unas buenas verónicas por uno y otro pitón. Con el trapillo rojo, el de Espartinas consigue cuajar como un bello viento de otoño, un par de series de naturales de gran calado en los aficionados de verdad, que permanecieron ayer en Las Ventas. Pincha 3 veces y silencio.

Entra en juego en 4º lugar “Gaditano”, un cárdeno bragado corrido, tirando a cornipaso, de poca cara, con buenas velas y rizos en el morro. Alberto Aguilar, de nuevo vuelve a perder la pelea, dejando crecerse al toro en el capote. El picador castiga este cuarto, aunque sin emplear demasiada la estética necesaria para lucir este gran toro acudiendo al caballo. Una vez situados en la muleta, el público chulapo, se da cuenta del nerviosismo de Alberto Aguilar, y es silbado tras dejar escapar un toro al que se le podía haber hecho humillar por ambos pitones equitativamente. No fue la tarde del madrileño. Pinchazo a la primera, estocada a la segunda y silencio.

Dicen los antiguos, que no hay quinto malo, y por lo menos en la tarde de hoy, así fue. Salió por quinto “Temeroso”,  un buen hecho cárdeno claro. El astado hace imponer sus métodos, y  por el pitón derecho, se hace más intratable que el maestro Rafael de Paula en uno de sus calentones como el de Ronda. Nadie daba un duro por el morlaco, y menos sabiendo su recio comportamiento para escapar del caballo, acosando incluso a los subalternos que se vieron incapaces de darle sitio por ese pitón. Pues de nuevo, nuestros pensamientos se alejaron de lo que realmente iba a acontecer, apareció como de la nada un extraordinario pitón izquierdo, el torero, en comunión fraterna con el toro, cuaja unos medidos muletazos al natural, y ahora cómo un viento de primavera arranca unos cerrados y gustosos ¡Olés! Que suenan anticipando lo que podía convertirse en una Señora Oreja. Javier Jiménez, lejos de aprovechar el máximo apogeo de las puras embestidas del toro, cambia la espada  sin apenas intentar adornar; y además, tardando en colocar y ejecutar la suerte. Al final, estocada en buen sitio, algo traserilla y ovación, después de una tímida petición de oreja.

En sexto y último lugar entra en juego un negro entrepelado de nombre “Coquetón”, en forma y tipo más parece un Conde de la Corte que un Santacoloma, el toro grande y cuajado de trapío valió para el caballo, aunque no se lució demasiado. En los últimos tercios, se dejó hacer cositas, pero pronto acusó la fatiga y el público de Madrid, se enfrío con el de Espartinas, encargado de dar muerte a este toro.  Se le escapó por muy poquito la tarde a Javier Jiménez. Silencio tras dos avisos.

Ficha:
Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid. Primera de abono. Toros de La Quinta, para los diestros:
Alberto Aguilar, silencio tras aviso; silencio y silencio.
David Galván, no estoqueo ninguno de sus toros.
Javier Jiménez, silencio; ovación tras leve petición y silencio tras dos avisos.






Fotos: Plaza1






RE: Pintor de Sueños.